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UNA PROPOSICIÓN INDECENTE (Adrian Lyne, 1993)



















—“Señorita, ¿se acostaría usted conmigo por un millón de dólares”
—“Por supuesto”, respondió ella.
—“¿Y por un dólar?”, preguntó de nuevo.
—“¿Qué se cree usted que soy?” respondió la dama ofendida.
—“Lo que usted es ya ha quedado claro, lo que estamos negociando ahora es el precio”.

GROUCHO MARX





  Empezaré diciendo que esta película fue nominada a 7 premios Razzie. Estos premios se celebran en paralelo a los Oscars para “premiar” a las peores películas del año. Pues bien, Una proposición indecente ganó 3 de las 7 nominaciones de 1993: Peor película, peor actor secundario y peor guion. Y yo creo que porque no existía el premio a la película más ñoña, quizás lo hubiera ganado tamabién. Dicho esto, a mi, la película me gustó por la reflexión que puede suscitar a quien quiera “pensar”.


Presentación
 

  
  El argumento no me parece banal en absoluto. Lo que son banales son las respuestas políticamente correctas que generaba la pregunta: ¿Te acostarías con alguien por un millón de dólares caso que los necesitaras? ¿lo permitiría tu cónyuge?

  La premisa de la película es bastante clara: un matrimonio con serios problemas económicos recibe la suculenta propuesta de un multimillonario que les ofrece un millón de dólares a cambio de pasar una noche con la mujer. Argumento simple y claro.


Primer contacto

           


  La crítica masacró a esta película. A mi no me pareció mala, o mejor dicho, tan mala. Y creo que los tres actores principales realizan un buen trabajo.

  Robert Redford, soberbio, convertido en un maduro galán y una Demi Moore -aquí en el cénit de su carrera profesional- y un Woody Harrelson que tampoco desentona.

  Existen frases de guion que no por manidas dejan de invitar a la reflexión: “El vestido está en venta, yo no“, o esa otra de “hay cosas que el dinero no puede comprar“, tal y como le dice Diona Murphy (Moore) a John Gage (Redford), justo cuando el atractivo hombre está a punto de hacer honor al título de la película, tras haber quedado deslumbrado por la belleza de la chica.


¿Seducción?

  


  Creo que se plantea bien la angustia que invade al matrimonio protagonista debido a su falta de liquidez. Las apuestas en el casino son momentos incómodos, donde se da a entender que el factor suerte es el que realmente determina nuestras vidas. Asfixiados y al borde de la desesperación, los jóvenes enamorados entablarán relación con Gage, y este parece ser la última salida para escapar de la penosa situación económica en la que se encuentran.

  Porque, ¿realmente hay cosas que no están en venta?

  Gage viene dispuesto a desafiar los aparentemente sólidos principios de la pareja.


Momento clave 

   


  Y aparece la pregunta dramática: “supongamos que le ofreciera un millón de dólares por pasar una noche con su esposa”. La indignación inicial da paso a considerar la propuesta y finalmente aceptarla. La pareja se vuelve millonaria pero es el inicio de la destrucción de su matrimonio.

  Bueno, tengamos en cuenta que estamos en Hollywood y es impensable otro tipo de planteamiento en la sociedad americana.

 No se puede comprar a las personas -apunta Diona.

– ¿Cómo que no? Yo compro a personas todos los días. – le confiesa Gage.

– La vida entera asegurada por una noche... – afirma Gage.”


Dudas

   


  No tenemos que pensar en lo que es un millón de dólares para aquellos que tienen otro millón (o más) en el banco. Hay que considerar en lo que vale un millón de dólares/euros para aquellos que tienen una hipoteca y han perdido su trabajo. Siempre he pensado que la moral, la dignidad, la bondad... es muy fácil conservarlas desde la opulencia. Ser honesto en la miseria. Es ahí donde quiero ver a los que responden según cánones preestablecidos.

  Y pongámonos en el papel de la protagonista, Diona Murphy (Moore). La propuesta no viene de un hombre infame y repulsivo. No. La propuesta es de Robert Redford en su mejor época. En el escenario de la película y, si nadie se enterase, ¿cuantas mujeres dirían no a la “proposición indecente”?.

  Conocemos las respuestas políticamente correctas. Sobre las otras respuestas (las políticamente incorrectas), mejor corramos un tupido velo.

  Eso sí, el final de la película me parece francamente estúpido, ilógico y falso.


"Te compré porque dijiste que no estabas en venta"




  Nos haremos la misma pregunta: ¿qué haríamos nosotros en el lugar de los protagonistas? ¿Cuanto de hipócritas somos por decir abiertamente que jamás aceptaríamos dinero a cambio de vender nuestra dignidad cuando, en el fondo, puede que lo estemos deseando?

  Tal y como se afirma en la película, “si haces un trato con el Diablo, tarde o temprano tienes que pagarlo”, pero... pienso yo... ¿acaso no pagamos injusticias con sangre multitud de veces sin ni siquiera haber pactado con el diablo?.

 Esta Proposición indecente no es más que una mera excusa para intentar llegar al límite de la tentación humana y poner precio a la dignidad (desde la necesidad extrema) de las personas. Una (mala) película que nos puede desenmascarar.

Ficha técnica

DOCE HOMBRES SIN PIEDAD (Sidney Lumet, 1957)





«¿Una duda razonable?»
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  Pocas veces una obra maestra del cine americano tiene que hacer referencia obligada a una producción de la televisión española (el recordado por los que peinamos canas Estudio 1). La película de Sidney Lumet se estrenó en 1957. 12 hombres sin piedad es, sin duda, una de las mejores películas judiciales, si no la mejor, de todos los tiempos. El director Sidney Lumet, llevó al cine la obra que Reginald Rose escribió para televisión.

  12 hombres sin piedad es uno de esos casos de películas que, en su momento, pasan por taquilla sin pena ni gloria y que el tiempo pone en el lugar que le corresponde.






  En 1973 se estrenó en Televisión Española la versión adaptada. En aquellos tiempos en los que la televisión era televisión y había teatro (algo impensable para un joven actual) esta obra marcó un hito quizás no superado. La enorme capacidad interpretativa de aquellos Rodero, Bódalo, Puente, Prendes, Lemos, etc nunca ha sido ni medianamente igualada por esos actores actuales cocidos profesionalmente en series televisivas de calidad ínfima pero muy del gusto de estos tiempos. Aquellos actores formados sobre las tablas del teatro lograron unos niveles interpretativos al cabo de los años que ahora jamás se podrá conseguir con los actores actuales fichados para usarlos en series penosas y luego explotar imágenes en revistas de papel couché. Sí, eran otros tiempos. Y, sin miedo a ser políticamente incorrecto, cualquier tiempo pasado interpretativo fue (mucho) mejor.

  Por otro lado, esta película/obra hace reflexionar sobre la operatividad de los jurados populares. Yo estoy absolutamente en contra de tal figura judicial. No me gusta que un indocumentado/influenciable determine la culpabilidad o no de un imputado. No. No me fío de la gente actual ni de mí mismo porque al no ser profesionales del derecho entramos en cualquier debate con una decisión prefijada.

  Lo bueno de comparar la película con la obra de teatro es que nos encontramos ante dos monstruos de la interpretación. El jurado clave, nº 8, lo interpretan Henry Fonda en la película y José María Rodero en Estudio 1. De Henry Fonda poco podemos decir que no se sepa. De Rodero diré que es uno de los actores (junto con Marsillach) que hizo que me apasionara el teatro. En este papel de jurado nº 8 no creo que pueda haber más calidad interpretativa de la que él ofrece.






  La obra versa sobre un grupo de miembros de un jurado que debe juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. De los doce miembros, once están convencidos de que el acusado es culpable de asesinato. Pero uno tiene dudas sobre su culpabilidad. ¿Cómo puede este hombre convencer a los otros miembros sobre la inocencia del joven?

  Prácticamente toda la acción de la película transcurre en la sala de deliberación. Durante la hora y media que dura el film, asistimos al cambio de los miembros del jurado, somos testigos de sus ideas, de sus discusiones y prejuicios, y el ambiente entre ellos se va haciendo cada vez más claustrofóbico.

  En los doce miembros del jurado están representadas las distintas facetas del ser humano. Son un fiel reflejo de la realidad, gente corriente, con prejuicios, que se preocupa o que quiere deshacerse del problema lo antes posible.

  Henry Fonda/Jose María Rodero, como el jurado nº 8, es el único que discrepa de la culpabilidad del acusado desde un principio. Ambos bordan su papel. El nº 8 es el encargado de desmenuzar el caso, de analizar las pruebas y sacar a flote la verdad para hacer justicia. Con sus argumentos consigue que varios miembros comiencen a cuestionarse lo que daban por sentado, ¿pero conseguirá ponerlos a todos de acuerdo?

  El nº 8 nos ofrece un personaje reflexivo, que no se deja llevar por los prejuicios y las primeras impresiones, una persona inteligente que quiere descubrir la verdad.



Grabación completa Estudio 1. 




  Más que una película judicial, es una lección de vida que nos enseña que no debemos dejarnos llevar por los prejuicios, que una decisión judicial es algo muy serio pues la vida y la libertad de una persona están en juego.

  A medida que avanza la película, nos va atrapando en gran medida la trama, debido a las nuevas revelaciones que van surgiendo, y al analizar nuevamente la forma en el que murió el padre, además de lectura de las declaraciones de los testigos presenciales. El protagonista nº 8 durante todo el proceso se va imponiendo a todos los presentes, fruto de la verdad y la razón.

  Los 12 personajes dejan bien marcada su personalidad en sus opiniones. Son caracteres muy distintos, algunos mejores otros peores, pero lo interesante del film es ver como hacen frente al racionalismo del nº 8. La película nos muestra la importancia de usar la razón y que el diálogo es un arma que se debería usar más a menudo. Son sólo 12 personas, pero podrían representar una sociedad entera.

  Como he dicho anteriormente, la cinta transcurre siempre en la misma sala y se basa en el debate del jurado popular. Que esto no asuste, pues la película es lo bastante interesante al ver como chocan los doce personajes, cada uno con una personalidad diferente. El resultado final es excelente y no da lugar a la indiferencia.














EL CIELO SOBRE BERLÍN (Wim Wenders, 1987)


“Es imposible perderse en Berlín, siempre vas a parar al muro.” 
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  Película para ver muy despacio y detenidamente.


Trailer (2:18)



 Hay obras artísticas que exigen del espectador un esfuerzo para poder asimilarlas. No es arte digerido ni dirigido sino una presentación esquemática que posteriormente se tiene que procesar según el criterio personal de cada observador. Viene esta explicación a cuento para justificar el inicio del comentario de la película El cielo sobre Berlín (Wim Wenders, 1987). No es una película cómoda para grandes audiencias ya que su principal riqueza está en la observación.

  Básicamente la sinopsis de la película es la siguiente: Dos ángeles guardianes sobrevuelan Berlín. Damiel (Bruno Ganz) y Casiel (Otto Sander) son ángeles que vagan por un Berlín de finales de los 80. Un país dividido, no recuperado todavía de la posguerra. Estamos en 1987 y la ciudad se encuentra aún partida por el muro de la vergüenza. Recordemos que el muro cayó en 1989. Dos años después de la filmación.


Sería un gran paso poder llegar a casa después del trabajo y, como Philip Marlowe, dar de comer al gato, tener fiebre, ensuciarme los dedos con el periódico... (3:16)



  Los ángeles están allí, sin intervenir en las vidas que están observando, impotentes. Son invisibles. Salvo para los niños. Los ángeles son testigos de la historia y de los acontecimientos de la ciudad y sus humanos, hasta que uno de ellos, decidido a sentir las sensaciones y sentimientos de los mortales, se enamora y sacrifica su inmortalidad.


¿Qué es esto?¿Qué está pasando? Todavía estoy aquí. Si quisiera, solo si quisiera...solo tengo que desearlo y podré salir de este agujero. (1:27)



  Al concebir El cielo sobre Berlín, Wenders comenzó primero con la idea de hacer una película sobre Berlín y en segundo lugar tratar el tema de de los ángeles. Posteriormente la prioridad de los objetivos del director no queda nada clara. En el Berlín de 1987, como ciudad dividida que era, la situación era todavía incierta y la Guerra Fría continuaba afectando a las vidas de la gente de Alemania. La película transmite una inquietante y triste reflexión sobre la situación en que quedó la sociedad alemana tras la terrible herida que le infringió la Segunda Guerra Mundial.

Damiel (Bruno Ganz)

  Pero también es una obra poética. Peter Handke, poeta, es el guionista de la película junto con Wenders. Ambos elaboran unos diálogos que reflexionan sobre la vida, la muerte, las preocupaciones más frecuentes del ser humano y las pequeñas cosas cotidianas en las que generalmente sólo nos fijamos cuando somos niños.

  Vemos la mayor parte de la película a través de los ojos de dos documentalistas fascinantes: los ángeles Damiel y Cassiel. En ello radica la brillantez de los sueños de Wenders en la película. Esta perspectiva nos permite ver el mundo (Berlín) a través de ojos diferentes, sin pretensiones.

  Durante gran parte del film nos encontraremos que no hay un argumento claro. Realmente, es que no hay argumento. No se sabe dónde quiere llevarnos la historia y solamente en determinados matices podemos atisbar algo el horizonte en el que acabaremos desembocando.

  Estas dos almas errantes escuchan los pensamientos de todo el mundo (casi constante voz en off) y sólo pueden ser vistos por los niños, que aún piensan en cosas que los adultos han dejado de cuestionar. Así pues, durante los primeros compases del filme, simplemente nos encontraremos con los pensamientos aislados de los humanos que, sin saberlo, están siendo observados. Se nos dan los mismos privilegios que los ángeles, una visión voyeurista de pensamientos e ideas de gentes con multitud de problemas y angustias. Todo ello rodeado de unas poéticas imágenes y de un apoyo musical verdaderamente acertado. Pura literatura cinematográfica. Algo tan extraño y diferente que hará que esta película guste a un público verdaderamente reducido.

  Como habíamos dicho, uno de los ángeles, Damiel, comienza a plantearse el deseo de experimentar todas esas sensaciones que sólo puede observar. Quiere dejar de saberlo todo y comprender el sentido de las palabras que escucha.

   Eso hace que se enamore de una atractiva trapecista de circo. Es en ese momento cuando se empezará a desarrollar levemente una pequeña trama, que una vez más sigue siendo una excusa para obsequiarnos con decenas de reflexiones sobre la vida, el amor y el ser humano, tanto por medio de palabras como de imágenes. Cierto es que, en ocasiones, dichas divagaciones poéticas más bien se convierten en incomprensibles desvaríos que casi no hay por dónde coger, pero en líneas generales, dan lugar a una obra verdaderamente interesante y perfecta, muy lenta pero gratificante de ver.


Tengo miedo de esta noche... ¡qué tonta! El miedo me pone enferma porque siempre hay una parte de mi que tiene miedo y la otra que no piensa en ello. ¿Cómo debo vivir? Quizás esa no sea la cuestión...¿Cómo debo pensar? (8:11)


  
  Fotografía y ambientación acordes con la idea que se quiere transmitir. Así como de la utilización de fantásticos planos aéreos de la ciudad de Berlín,

  Wenders utiliza el blanco y negro para las escenas vividas por los ángeles, que no pueden sentir ni siquiera los efectos de los colores. Y color, color intenso, para las escenas vividas por los humanos.

  Todo en la película es sereno y metódico, negro y blanco. A excepción del color que estalla en la escena cuando un ángel no está presente.

  Sin duda una de las curiosidades de la película es la presencia de Peter Falk, el actor que da vida al teniente Colombo, interpretándose a sí mismo mientras rueda una película sobre la época nazi en Berlín pero es que, además, también es un ex ángel que decidió convertirse en mortal.


He estado muy sola, pero nunca he vivido sola. (6:14)



 Iconografía perfecta que identifica exactamente el entorno en el que se desarrolla la acción: El muro omnipresente, un viejo judío que recuerda como fue su ciudad, una mujer equilibrista, un circo de mala muerte, la filmación de una película sobre la Alemania Nazi, el actor, el ángel, la biblioteca y la pérdida de la inmortalidad a cambio de estar con ella. Etc.

  Siempre opino que uno se debe sentar a ver una película sabiendo lo que va a ver. La actitud mental previa es esencial para captar cualquier mensaje (ya sea informativo o artístico) así nadie podrá extrañarse de lo que se encontrará al visionar El cielo sobre Berlín.

  Película perfecta de Wenders bastante diferente a todo lo que ha sido llevado a la pantalla, antes o después en relación con la misma temática. No es de extrañar que Hollywood fracasara estrepitosamente en su intento de  remake. Decir que los protagonistas de este intento fueron Nicolas Cage, Meg Ryan define claramente el segmento de taquilla al que iba dirigido.


FICHA:
Título original: Der Himmel über Berlin
Director: Wim Wenders
Guionistas: Wim Wenders y Peter Handke
Año: 1987
Duración: 128 m
Reparto: Bruno Ganz, Solveig Dommartin, Otto Sander, Curt Bois, Peter Falk, Hans Martin Stier, Elmar Wilms, Sigurd Rachman, Beatrice Manowski


EL HOMBRE DE AL LADO (Mariano Cohn 2009)






  "Mira, yo no quiero ni quince, ni veinte, ni un millón. Solamente necesito un poco del sol que a ti te sobra. Solo eso. Necesito un poco del sol que tú no usas. Pero si lo que te estoy pidiendo, esta pequeña cosa, te arruina la vida, ..." 
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  Siempre he sentido interés por las cabeceras de las películas. Pienso que son un trampolín visual que te prepara para el posterior visionado. Viene esto a cuento porque al ver El hombre de al lado recomiendo no perder ni un segundo de la cabecera porque es ahí donde empieza a emerger la trama.

    Plano dividido en la mitad por el blanco, de un lado, y el negro del otro. De pronto, un elemento contundente comienza a golpear rítmica y regularmente sobre el lado derecho de la pantalla. El blanco, hasta aquí liso, comienza a tomar formas consecuentes según se suceden los golpes. En determinado momento, el blanco empieza a resquebrajarse como efecto y al compás de los golpes que provocan en el negro los empellones del mazo destructor. Se abre una brecha; allí donde el plano marcaba dos espacios separados, opuestos por la tonalidad, se presenta la visión de un adentro y un afuera. Se abre un agujero, un vacío, que reposiciona los lugares previos. El muro que separaba dos lugares bien determinados, se transforma en el punto de unión, de encuentro, de una misma realidad, con dos lados bien moldeados. Una medianera. Blanco y negro de una misma moneda.



Cabecera




   Leonardo es un diseñador de renombre engreído y reservado que vive, y este es un dato muy relevante, en la única casa construida por el famoso arquitecto Le Corbusier en la Ciudad de La Plata, Argentina (Casa Curutchet).



Trailer




   Un hombre, Víctor, abre una ventana de cara en la casa de al lado, invadiendo la intimidad visual de Leonardo. Este, impotente, trata de convencerlo para que cierre el hueco abierto.

   ¿Qué oscuras razones tiene Víctor para que se le haga necesaria la existencia de la ventana?

   Pero la importancia del hecho radica en qué forma la vida de una persona puede llegar a derrumbarse a partir de un suceso aparentemente banal. Los esquemas lógicos de Leonardo quedan absolutamente desmontados y le llega a imposibilitar una existencia pacífica con su vecino. Leonardo siente cómo la armonía aparente de su hogar corre peligro cuando Víctor irrumpe en su microcosmos visual. La ventana, según Leonardo, atenta contra la intimidad de su familia. Esto puede resultar contradictorio, ya que se supone que él debería estar acostumbrado a ser observado constantemente al residir en una casa cuyo destino es casi obligado para turistas y curiosos; pero paradójicamente no soporta la individualización de esa observación, hecho que queda patente a lo largo de la película.

    ¿Qué oscuras razones tiene Víctor para que se le haga necesaria la existencia de la ventana? 

   Esta trama singular necesitaba de dos actores que fueran capaces de soportar la carga trágica nacida de un episodio aparentemente insustancial. Daniel Aráoz en el papel de Víctor realiza una actuación absolutamente genial. Sin ese nivel interpretativo, la película sería otra. 

   El hombre de al lado es una película argentina. Hay que resaltar este dato: argentina. Planos móviles. Abundancia de primeros planos para dar viveza a las escenas y no perder el realismo. El cine argentino exporta innovadoras películas que sólo atraen la atención de la crítica especializada pero que no llegan a calar en el público (por indecisión o desconocimiento). 

   En definitiva una gran y desconocida película que te va incomodando poco a poco gracias a sus giros argumentales hasta llegar a un final que, posiblemente, no guste a todos pero que, seguro, sorprenderá y que ofrece una valiosa lección: "las apariencias engañan". 



Le Corbusier: cómo unir el arte con las matemáticas para revolucionar la arquitectura




Le Corbusier




Casa del doctor Pedro Domingo Curutchet (1901-1989) diseñada por Le Corbusier



NOSFERATU (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922)


2020 Exposición Caixa Forum.Vampiros. La evolución del mito 





     "Nosferatu. Quizás la palabra no te suene como el grito nocturno de un pájaro de mal agüero. Pero guárdate de pronunciarla o las imágenes de la vida se desvanecerán en las sombras. Sueños espectrales saldrán de tu corazón y se alimentarán de tu sangre."



Hutter recibido por el extraño conde Orlock




     Nosferatu. Siempre ha sido mi vampiro preferido desde que vi esta terrorífica película de pequeño. Es, sin duda, una de las mejores películas de vampiros de la historia. Su horripilante monstruo marcó para siempre el género de terror y el mito del vampiro. Es la visión alternativa del universo de Drácula, pero mucho más siniestra e interesante. Porque al pensar en Drácula vemos a Bela Lugosi. Lugosi sin duda fue genial, pero para mí, interpreta a Drácula como un protagonista machista seductor, que resulta ser un monstruo. Max Schreck, el misterioso actor alemán interpretó al Conde Orlok/Nosferatu como una fuerza oscura de la naturaleza. 






     El Nosferatu de FW Murnau es, en muchos sentidos, más fiel a la novela de Stoker que la versión teatral británica que Tod Browning filmó con Lugosi. Nosferatu oculta tras su realización una serie de misterios cuyas redes se extienden hasta la actualidad, concretamente hasta hace unos pocos años. En 2015 la cabeza del prestigioso director Friedrich Wilhelm Murnau fue arrancada de su cadáver en lo que las autoridades creen que pudo ser un crimen de tintes ocultistas.


Tras la primera noche, Hutter se levanta con una marca de colmillos en su cuello




     La película data de 1922 y es curiosa la historia de demandas judiciales que se interpusieron con motivo de la obra de Murnau.



Del Conde Drácula al Conde Orlok:

     En 1897 el irlandés Bram Stoker publicó su novela Drácula, inspirada en las leyendas eslavas de vampiros y en las atrocidades que se atribuían al célebre voivoda de Valaquia del siglo XV, Vlad III Drăculea, Hijo del Dragón, popularizado para la posteridad como Vlad Tepes, El Empalador. 

    La novela Drácula de Bram Stoker narra la extraña historia del abogado Jonathan Harker que en 1890, tiene que viajar a Transilvania, al este de Europa, para solucionar con un tal conde Drácula unos aspectos del contrato de la casa que acababa de adquirir en Londres.

     El Conde no es el tipo de hombre que el joven Harker esperaba conocer. Debajo de su enigmática apariencia se esconde su verdadera identidad, la de un vampiro resentido que perdió al amor de su vida, Elisabeta, hacía cuatrocientos años.

     Durante el trato con el abogado, el Conde ve una fotografía de este con su prometida Mina, a la que saca un tremendo parecido con su fallecida. Cegado por los recuerdos que le trae esta chica y por el deseo de conocerla, Drácula abandona su residencia de Transilvania y se dirige a Londres, donde acabará aterrorizando a los conocidos de Harker y Mina, sobre todo a la mejor amiga de esta última, a la que intenta absorberle la vida.



Sacrificio para salvar a la persona amada




     La difusión de la novela de Stoker llevó a que en 1922 el director alemán Friedrich Wilhelm Murnau decidiera llevarla al cine. Sin haber adquirido los derechos de la obra, Murnau optó por cambiar el título a Nosferatu, una sinfonía del horror, modificó los nombres de los personajes y los lugares donde transcurre la acción. Así, ambientada en 1838, la película nos presenta al Conde Graf Orlok, un malévolo personaje que es visitado en Transilvania por Thomas Hutter, un agente inmobiliario enviado por Knock desde Wisborg para cerrar tratos con él relacionados con la adquisición de una casa.

     Los poco disimulados cambios que hizo Murnau llevaron a que Florence Balcombe, viuda de Stoker tras la muerte del escritor en 1912, lo demandara por violación al derecho de autor. Se dice que la viuda de Stoker supo de la película mediante un anónimo que incluía el programa de un evento cinematográfico con acompañamiento de una orquesta que se había llevado a cabo en el jardín zoológico de Berlín en 1922, describiendo a la película como una adaptación libre de la obra de su esposo. Aunque se cree que nunca vio la película, demandó judicialmente una compensación económica y la destrucción de todas las copias e incluso de los negativos de la cinta.

     El caso, llevado por los abogados de la British Incorporated Society of Authors, obtuvo sentencia favorable en julio de 1925, siendo condenado Murnau por un tribunal inglés a entregar los negativos y todas las copias de la película para que fueran destruidos. Afortunadamente para la posteridad, algunas de las copias ya habían sido enviadas a particulares en distintos países de Europa y Estados Unidos, quienes difundieron la cinta tras la muerte de Florence Balcombe en 1937.









EL DESENCANTO (Jaime Chávarri, 1976)









"La vida es mucho más lineal y sórdida de lo que queremos creer y uno se olvida siempre de la última parte de cada noche o de cada borrachera. Lo que es un error es vivir" Michi Panero.

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    El Desencanto, cruda película estrenada en 1976. Básicamente fue un reality show (como se diría ahora) sobre la familia del poeta Leopoldo Panero (1909-1962).


Los abanicos de la muerte




    Película estrenada en 1976. Es importante datar el estreno. Un año después de la muerte de Franco esta cinta vuelca una feroz crítica a la estructura familiar predominante en aquella época, no con una historia de ficción sino, muy al contrario, con una obra de realismo total y unos personajes perfectamente definidos dentro de aquella sociedad. 

    Recuerdo que cuando vi esta película (con 19 años) en su estreno nos encontrábamos en la sala no más de una veintena de personas. Poco a poco se fue convirtiendo en un emblema sobre un realismo social español ocultado hasta entonces. 

    Clase alta, culta y afín al régimen, espejo en el que todos se deben mirar. Refleja la tragedia moral y los conflictos que se ocultan detrás de tantos hogares y que no son mostrados públicamente.



¡Éramos tan felices!




     Leopoldo Panero (1909-1962) fue un conocido poeta adscrito a la generación del 36, falangista y fiel seguidor del régimen de Franco fue durante años el poeta oficial de la dictadura. Intelectual, se alista a las tropas nacionales. Así es como fue "utilizado" como poeta del franquismo. Director del Instituto de Cultura Hispánica mantuvo contacto con figuras republicanas y fuertes enfrentamientos con intelectuales de izquierda como Pablo Neruda. A su muerte, en 1962, se utilizó su nombre para estatuas, calles, institutos... y fue presentado como "ejemplo de ascetismo, amantísimo padre, cristiano viejo, caballero de Astorga, esposo inolvidable, paladín de los justos". 

    En el documental, realizado catorce años después de su muerte, aparece su mujer, Felicidad Blanc, y sus tres hijos, Juan Luis (el mayor, escritor, poeta y alcohólico), Leopoldo María (el segundo de los hermanos, escritor, poeta, bisexual y esquizofrénico) y Michi, el menor 

    Los cuatro personajes dan al documental un aire dramático y trágico. 



En el  Liceo Italiano




    El Desencanto es la crónica de una familia, que debería ser perfecta, pero que realmente nunca existió como tal.

    La esencia de esta relación familiar queda concretada en la frase de los inicios de la cinta del menor de los hermanos, Michi Panero donde dice: “Todo lo que yo sé sobre el pasado, el futuro y, sobre todo, el presente, de la familia Panero es la sordidez más puñetera que he visto en mi vida. “ 



Todo el mundo tenemos derecho a defendernos de los recuerdos




    Como ya he dicho, la estructura familiar tiene su vértice en el poeta Leopoldo Panero. Casado con Felicidad Blanch, de la clase alta madrileña. La esposa se encuentra sojuzgada desde un principio dentro del matrimonio clasista donde debe asumir su rol ante la figura protagonista del marido. 

    Leopoldo Panero tiene gran amistad con el poeta Luis Rosales. Felicidad Blanch lanza un brutal reproche en la película contra Rosales, quizás injusto, dado que esos reproches que derrocha con Luis Rosales se los evita con su marido. Se siente ninguneada por una relación de amistad entre Panero y Rosales en el que ella no deja de ser una figura puramente secundaria. Las charlas intelectuales le están vedadas en su razón de mujer del escritor y sólo le queda esperar.

    La anulación a la que se ve sometida por su marido presenta una imagen falseada de felicidad y aceptación de la situación, sea cual fuere. El relato en la película de Felicidad Blanch se realiza con voz cauta pero que deja entrever precisamente el lado oscuro de esa estructura familiar donde ofrece al marido todo aquello que ella se le niega. 

    En la película es ella la que tiene que “defenderse” de los furibundos ataques de sus hijos, principalmente de Leopoldo, al recriminarle su inacción ante la figura aplastante del padre de la familia. Los tres hijos y Felicidad Blanc recuerdan con crudeza al padre y esposo. Dialogan entre ellos sobre las interioridades de la familia. 



Mi compañero de juegos se convierte en un ser raro




    Los hermanos:

    Juan Luis, (+2013 a los 71 años), hermano mayor, puesto a prueba continuamente por su padre, rezuma odio contenido hacia su hermano Leopoldo fundamentalmente. La razón de este rencor quizá tenga su origen en los menores logros literarios que los conseguidos respecto a Leopoldo a pesar de su evidente desequilibrio mental (o quizás, gracias a ese desequilibrio). Juan Luis roza el esperpento al tratar de dar una imagen de intelectual que le sobrepasa. Existe una escena absolutamente patética cuando realiza una imitación a Jorge Luis Borges. 


    Leopoldo María (+ 2014 a los 66 años)), escritor, suicida, bisexual, y loco en definición propia. Su forma de ver la realidad se puede resumir en este pasaje de la película en el que cuenta cómo fue su experiencia vital en la cárcel: “En la cárcel se rompe la odiosa dicotomía entre lo público y lo privado con la odiosa estructuración social del aislamiento. Es el único lugar, como se suele decir, donde es posible la amistad [..] se ve que la cárcel es el útero materno, y que fuera de la cárcel el "yo" se fortalece y empieza la guerra más inútil y más sangrienta, la guerra por ser "yo" para lo que haría falta que el "otro" no existiera” 

    Michi (+2004 a los 51 años), el menor; el que, en el día después de la muerte de su padre, salió corriendo gritando "¡Éramos tan felices!". Frase que cuando la recuerda él mismo en la cinta no deja de sorprenderle ante la nueva visión de la familia después del paso del tiempo. En cualquier caso, Michi, aun siendo el menor de los cuatro protagonistas, es el único nexo de unión entre todos los integrantes de la familia. Es el único que tiene contacto con los otros tres, aunque este contacto sea totalmente superficial. De hecho, en la filmación posterior que se realizó dieciocho años después (Después de tantos años, Ricardo Franco, 1994). Michi arremete de forma brutal contra sus dos hermanos y en cierto modo parece predecir su propio final.



...a mi no me interesa la literatura, ni la familia, ni ellos. Me interesa mi perro. Y sobrevivir,  mal que bien...




  La cinta es la plasmación de la total incomunicación de personas destinadas/obligadas a convivir y a estar existencialmente relacionadas por el emblemático simbolismo de la Familia como institución. La decepción, desesperanza, desconexión emocional tiene su origen precisamente en esa estructura con falta de comunicación total emanada del padre y que salpica a cuatro entidades diferentes. 

    El Desencanto se convirtió en película fundamental, en unos años tremendamente complicados para la sociedad española. Presenta una dura realidad de conflictos escondidos no resueltos. Con una España en la que, tras la muerte de Franco, se empezaba a cuestionar las verdades asumidas del “Padre de Familia”. Se empieza a atisbar el fin de una “Raza”. 

    Como hemos comentado, años después, dieciocho exactamente, Ricardo Franco, tomó el relevo de Chávarri y rodó una segunda parte, muy interesante también, titulada Después de tantos años. Leopoldo María ya se encuentra recluido en un sanatorio mental de Mondragón y ha desarrollado una interesante carrera como poeta y ensayista. 

    La crítica no resultó tan benevolente con esta producción. El principal fallo que se le atribuye consiste en que no resulta tan intensa como El Desencanto y que su interés no es tan alto como la primera puesto que las situaciones ya son conocidas.



Después de tantos años




    Yo no estoy de acuerdo con esta afirmación. Es más, considero esencial el visionado de la segunda parte para comprender aún más la primera. 

    Resulta en extremo interesante ver cuál es la opinión de los hermanos, casi veinte años después, y conocido ya el impacto que causó El Desencanto

   En Después de tantos años se muestra el proceso de derrumbe total y dramático que ya se perfiló en El Desencanto

    De Leopoldo resulta dolorosa su absoluta soledad "pero no por ser alcohólico sino, porque…”, como él dice: “estoy loco; todos tenemos miedo, la gente huye del loco"

    Como apunte final de esta obra, nada mejor para definir la película-documental que las palabras de Felicidad Blanch al recordar la escena que se rodó en el Liceo Italiano entre ella misma, Leopoldo y Michi:

    “Creo que la última secuencia fue la del Liceo Italiano, el colegio de mis hijos pequeños. Era la primera vez que llevaba un pequeño guion; se trataba simplemente de evocar los días de su niñez, pero no fue así. Se plantearía un problema mayor; mi relación equivocada respecto a ellos, especialmente con Leopoldo María. Me quedé sorprendida y creo que desapareció para mí totalmente la cámara; creo que me temblaban las manos, había dejado mi papel de viuda, ahora era una madre más o menos acosada que se defendía”.



La maldición de la familia Panero




Juan Carlos Marina Bilbao

EL MANANTIAL (King Vidor, 1949)




 



"Fíjense en la historia. Todo lo que tenemos, todos los grandes logros, han surgido del trabajo independiente de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones, de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin almas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo".
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    Film cuestionado y, quizá, cuestionable. Pero magistral siempre.

    El Manantial es ese tipo cine llamado “clásico” (¿?) en el están todos los elementos básicos que fundamentan al séptimo arte. Confluyen en esta obra: ideología, historias personales, aspectos sociales y conocimientos de arquitectura. Si hay algo que define este film es la fastuosa la secuencia final en el alegato del protagonista. Indispensable su visionado para resumir todo el fondo de cinta. La iniciativa individual frente al adoctrinamiento colectivo. Éste es el marco en el que se desarrolla la trama del film. 

    El joven arquitecto Howard Roark (Gary Cooper) está dispuesto a sacrificar su propia carrera para mantener su individualismo en una sociedad en la que se ha instalado el conformismo creativo. 




    Película, centrada en el mundo de la arquitectura, es un alegato en pro de la libertad creativa, no sólo como fundamento de la creación artística, sino como pilar mismo del progreso de la civilización humana. Basada en la novela de Ayn Rand, es un homenaje a Frank Lloyd Wright, máximo exponente de la Arquitectura del siglo XX. Para conocer el trasfondo de la película que estamos tratando, es fundamental conocer biografía de este arquitecto que revolucionó el sentido estético arquitectónico. 





    Frank Lloyd Wright (1867–1959) es, junto a Le Corbusier, Alvar Aalto y Mies Van der Rohe, uno de los cuatro pilares que sostienen los fundamentos de la arquitectura de nuestro tiempo. Pero a diferencia de los tres maestros europeos, en su obra siempre se pueden apreciar las constantes que le identifican como un creador específicamente vinculado al espíritu norteamericano. 

    En 72 años de vida profesional construye 437 edificios, diseña otros tantos proyectos que no se harán realidad, mantiene una fecunda actividad docente y publica una larga serie de escritos. Toda su vida profesional tiene razón de ser una voluntaria renuncia a aceptar los límites establecidos por la sociedad y la cultura de su tiempo. Wright representa como pocos el carácter emprendedor de un país aún joven y lleno de confianza en las posibilidades de su futuro.

    Wright redefine el espacio arquitectónico. Subraya la importancia del espacio interior de los edificios. Como el propio Wright afirmó: “El edificio no será, en adelante, un bloque de materiales de construcción elaborado desde fuera, como una escultura. El ambiente interno, el espacio dentro del cual se vive, es el hecho fundamental en el edificio, ambiente que se expresa al exterior como espacio cerrado”.


Frank Lloyd Wright. Casa de la Cascada 1936/39 



    Frank Lloyd Wright fue el máximo representante de la arquitectura orgánica, filosofía de la arquitectura que promueve la armonía entre el hábitat humano y el mundo natural. Pocos diseños en la obra de Wright ilustran tan bien el concepto de diseñar “de dentro afuera” como el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, en el que la forma interior modela el exterior del edificio . 

    Wright trabajó de manera libre, con un estilo único y personal alejado de sus contemporáneos, lo que le permitió desarrollar un nuevo sentido de la arquitectura, que ha servido de influencia para muchas generaciones de arquitectos, en el que la forma del edificio quedaba supeditada a la función para la que éste era concebido 


Sinopsis:

    El arquitecto Howard Roark (Gary Cooper) se encuentra proscrito de la Escuela de Arquitectura por sus ideas novedosas respecto a los criterios establecidos en el mundo de la arquitectura.

    Eso le lleva a asociarse con Henry Cameron (Henry Hull) veterano arquitecto fracasado en el ocaso de su vida precisamente por ser consecuente los mismos principios estéticos que defiende Roark. A Cameron, la lucha por un estilo propio, un estilo nuevo, le llevó a la ruina. Por eso antes de morir, recomienda al joven arquitecto que transija para no verse en la situación que él se encuentra. Pero Roark se niega a renunciar de sus principios.

    Se nos plantea ya desde el inicio de la película el escenario de mundo caduco de ideas, edificios neogóticos, historicistas, carentes de un sentido arquitectónico acorde con el nuevo modelo de sociedad. Son reliquias del pasado.

    Se supone que New York, podría haber sido la tierra de la renovación, que nos presenta todos los experimentos de la arquitectura moderna. En vez de eso, es consumida por la repetición de estilos de la antigua Europa.

    Cuando fallece su socio-mentor Henry Cameron , a Roark se le ofrece un magnífico proyecto de un edificio. Lo desarrolla según los principios estructurales novedosos en los que él cree, pero, al final, al presentarlo a sus clientes, éstos le exigen ciertas modificaciones para hacer su obra más “del gusto general”.




    Sus clientes le argumentan y exigen que se debe someter a sus gustos en cuanto que ellos son los que pagan sus servicios. Roark cuestiona en una sola frase todo el sentido de su forma de ver la vida: “yo no construyo para tener clientes. Yo quiero clientes para poder construir”. Es aquí donde aparece en escena Ellsworth Toohey (Robert Douglas), manipulando la escena anteriormente expuesta. Toohey es el crítico de arquitectura del periódico amarillista The Banner que dirige el magnate Gail Wynand (Raymond Massey) . Toohey defiende el estilo clásico, no sólo como forma de arte conceptual, sino como medio de dominio del hombre. De tal forma que Roark es justamente un enemigo dado que representa todo aquello que Toohey odia.

    Roark es boicoteado y rechazado en todos los proyectos arquitectónicos. En esta situación, el protagonista renuncia al dinero y al reconocimiento social por no renunciar a sus principios y deja el trabajo como arquitecto.

    Hasta que llega en momento en que se le ofrece un proyecto que puede desarrollar con plena libertad de elección en sus postulados arquitectónicos.

    Roark es requerido por un millonario para construir un rascacielos. Realiza una obra prodigiosa de diseño estructuralmente innovador que causa conmoción social. Parece que al fin logrará construir lo que él desea.

    Pero no es así. 

    Es en este momento cuando, a mi parecer, entra en juego otro elemento clave reflejado en la película: el poder de los medios de comunicación. El llamado “Cuarto poder”.

    En esta fase de la película aparece en escena el periódico amarillista The Banner dirigido por Gail Wynand.

    El periódico The Banner decide que, para aumentar su tirada, necesita buscar al un escándalo que sea del “agrado de sus lectores” y para conseguir su objetivo desata una campaña de prensa atacando brutalmente la obra realizada por Roark acusándola de atacar el bien social y crear pisos de lujo mientras en la comunidad existe gente que vive en chabolas.

    Se nos presenta al director del Banner , Gail Wynand, como un hombre también fuerte como Roark, que manipula la opinión de las masas, hace a la sociedad un instrumento para desarrollar su poder. En su periódico da a sus lectores lo que quieren leer, no tiene ideología. En definitiva, el periódico es un medio, no un fin. Un medio para conseguir el dominio de las masas.

    Significativa escena es aquella, en que, para cerrar un dialogo con el crítico de arte del The Banner, Gail Wynand dice una frase magistral: “ Señor Toohey, no me confunda con mis lectores”. Lo cual dice mucho de lo que piensa de los mismos.

    Es esta fase cuando aparece el tercer personaje de los tres fundamentales en la película: Dominique Francon (Patricia Neal). Asesora de arte del Banner, al igual que Toohey.

    Desde su aparición ya se intuye el triangulo que formarán Howard Roark - Dominique Francon -Gail Wynand como base de las relaciones emocionales que se vana a suceder en la película.

    A través de unas perífrasis y giros sorprendentes, Roark y el director del Banner, Gail Wynand (no olvidemos, la persona que trató de hundir a Roark con su campaña de prensa en el periódico) acaban siendo amigos. Fundamento de esta unión: Dominique Francon.

    El hombre pragmático (Wynand) con el idealista (Roark).

    A partir de aquí, el desarrollo frenético de los acontecimientos habrá de desembocar en alegato de Roark que he referido al inicio de este escrito. 4 MINUTOS 17 SEGUNDOS magistrales


Lo individual contra lo colectivo 



    Voy a hacer referencia a algunas incoherencias que me parece existen en la película. 

    Veamos:

   El desarrollo de la película se basa en la lucha entre los principios estéticos clásicos frente a la nueva una nueva visión estructural defendida por Roark y anteriormente por su mentor Cameron. 

    Pues bien. La película se filmó en 1949. 

    Pero el Empire State Building se acabó de construir en 1931. El Chrysler Building en 1930. 

    Ambos edificios emblemáticos, no sólo de la cultura americana sino mundial, se les ha considerado como enseña del art decó.

    Viene esto a colación para decir que en 1949, cuando se filma la película, la idea de sistemas estructurales arquitectónicos caducos en la sociedad americana no es exactamente como se cuenta en la película. El art decó como arte ecléctico que es, recoge influencias pasadas formales y estilísticas. Pero el art decó ya tiene una clara identidad propia. Sin duda Frank Lloyd Wright rompió moldes con el decó, pero no se puede decir que no hubiera ya unas bases consolidadas de cambios formales.

    Otra “pequeña” digresión me parece que es la actuación del periódico sensacionalista The Banner. Periódico destinado a una masa de personas no precisamente cualificada culturalmente (“las masas” como dice su director). Se hace raro que pudiera provocar una marea de indignación por una mera cuestión arquitectónica.

    Pero estos, por llamarle de alguna manera, “fallos” no afectan para nada a la calidad de la película

    Con una gran economía de medios (la época así lo exigía) la escenografía de edificios está muy bien lograda. Las reproducciones en maqueta, trasladadas a un contexto urbanístico, dan la escala y nos transportan a una realidad perfecta para la dinámica de la narración. Estando ahora en la época que estamos, en la era de los efectos especiales, es de subrayar el montaje de esta película (como las de muchas de las de su tiempo). Esto me lleva a una reflexión: no hay que confundir una narración audiovisual con cine. En los tiempos actuales, la gran mayoría de producciones son los espacios audiovisales los que conforman una narración. El Manantial es CINE. No hay 3D. No hay color. No hay sonido estereofónico. No hay digitalizaciones. No hay efectos especiales….Solo hay cine.

    Y Ahora un breve referencia al actor principal; Gary Cooper.

    Realmente uno de mis actores favoritos. Sobre todo, aquellos que le vimos de niños por primera vez en cines de sesión doble en Solo ante el peligro  (Fred Zinnemann, 1952).

    Quizá produce una pequeña “disonancia” la figura heroica que tenemos de Gary Cooper en el cine. Gary Cooper desde luego quedó marcado dentro del mundo de Hollywood por su colaboración en la “caza de brujas” del Macarthismo entre 1950 y 1956 no deja de ser una losa en una imagen. Fue el delator de numerosos compañeros artistas. 

    De igual forma, quiero reseñar (a pesar de la escasez de medios) la enorme calidad de escenas de la película apoyadas exclusivamente en el lenguaje visual que logra el director, King Vidor. 

    Dentro de toda la iconografía de la película (que es mucha) me gustaría hacer referencia concreta a las imágenes de presentación de los despachos de H. Roark y Gail Wynand . En ambos casos King Vidor utiliza como apoyo de la narración un elemento visual contundente para que la primera impresión que nos entra por los ojos nos defina el personaje para el resto de la película. Está claro que esta habilidad la tiene Vidor desde sus orígenes en el cine mudo. 

    En el cine mudo se necesitaba contar, con un solo plano, lo que quizá necesitaría un largo parlamento cuando llegó el cine sonoro. Pero, lo que pudiera parecer una limitación para estos directores, se convierte en una ventaja al tener esa capacidad narrativa exclusivamente visual. 

    Como decía, el despacho del primero (Roark) existe un gran ventanal, ángulos rectos y sombras duras; es una manera muy clara de presentar el carácter del actor, su tipo de arquitectura.

    Tras la puerta del despacho, se nos muestran tres fotografías de edificios de Roark, ¿quizás son de Frank Lloyd Wright? ¿No son acaso adaptaciones de edificios imitando la Casa de La Cascada de Wright? La verdad es que se parecen enormemente. 

    Interesante presentación del personaje y su entorno. 




    Por otro lado, el despacho de Gail Wynand en el Banner, inmenso, viéndose la ciudad imponente. Escaso de mobiliario. La primera vez que entra la cámara en el mismo, vemos el poder desplegado por el magnate que lo ocupa. En una sola toma ha quedado definido el personaje. 

    Este tipo de acciones son las que maneja genialmente King Vidor, que como hemos dicho, proviene de cine mudo, y es capaz con un solo plano, definir al personaje y, en unos segundos, ya sabemos de él lo necesario para introducirnos en la trama. 

    Ya quisiéramos que el cine actual fuera tan "simple", "lineal", "elemental", " pero tan rico, tan complejo, tan de verdad y, en definitiva, tan puramente cinematográfico. 


Juan Carlos Marina Bilbao