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MUERTE EN VENECIA (Luchino Visconti, 1971)

"Aquel que ha contemplado la belleza está condenado a seducirla o morir"







Junto con la La caída de los dioses, Muerte en Venecia es la película que más me gusta de Visconti. Reforzada con música de Mahler hace que los enormes silencios generen escenas de dramatismo incomensurable. Historia muy dura basada en una novela de Thomas Mann. La trama se desarrolla  en el tramo final de la vida Gustav Von Aschenbach, veterano compositor venido a menos y que atraviesa por un delicado estado de salud.
Decide pasar el verano en Venecia alejándose durante una temporada de sus obsesiones y de su ciudad, Munich.  Pero como siempre suele ocurrir, y siguiendo al Doctor Vallejo Nájera  las obsesiones es lo primero que un depresivo mete en la maleta”. El compositor, al llegar a Venecia sufre un shock al conocer a un efebo rubio y de mirada gélida que envenena y fascina su mente, Tadzio.
http://www.youtube.com/watch?v=ZH3qNMCe4iE
tráiler

Cuando Gustav von Aschenbach  recala en Venecia se encuentra embargado de frustraciones y de un espíritu senil; su salud mental y corporal decae y su última obra musical había sido un rotundo fracaso por el que fue abucheado públicamente. En estas circunstancias, el artista alemán lo que busca en Venecia es el renacimiento de su equilibrio. Pero es allí y solo allí, en donde iba a acontecer el suceso más importante de la vida de Aschenbach: el descubrimiento de la más elevada belleza, la más virtuosa, pura y sobrecogedora. Ese momento culminante se produce cuando el compositor divisa entre el gentío a un andrógino adolescente polaco de unos 13 años, Tadzio, que posee los atributos que representan la perfección espiritual que entra a través de los ojos mediante la idealización física, caracterizada por los cabellos rubios, la piel pálida, los ojos claros.


Curiosidad: Un dato no contrastado  señala que Miguel Bosé fue uno de los candidatos para representar a Tadzio, pero que su padre Luis Miguel Dominguín se negó.
Dijo  Visconti: “Aquél que ha contemplado la belleza, está condenado a seducirla o morir”

Como primera aproximación al sentido de la película vemos un hermoso alegato en defensa de la homosexualidad tardía... del despertar de un hombre maduro a su propia naturaleza sexual, que había permanecido escondida hasta ese momento.

GUSTAV MAHLER Sinfonia nº 5




     Esta cinta refleja una ilustración de la más excelsa e inalcanzable belleza. Un ideal  que mantiene su pureza eternamente y que es reflejo de la verdad. Aschenbach  se muestra como incansable contemplador de la belleza, la cual no puede tocar y, por tanto, se torna imposible desprenderla de su perfección casta e inocente. 
     Así, el director demanda de nosotros esa misma observación de la idea de belleza perfecta, más allá de las manifestaciones particulares que manipulamos, empañamos y violentamos.
     Nuestro protagonista, Gustav, movido por su amor y obsesión, se dedica a seguir y observar a  Tadzio. Y sucede lo que es esencial: solo se intercambian miradas, sin que haya entre ellos ni una sola palabra y, por tanto, ni una sola comunicación mediante el lenguaje humano. En este contexto, no es de extrañar la preponderancia absoluta de la imagen con la fotografía . Se apela a un amante de la contemplación que se permeabiliza en los movimientos lentos y delicados de la cámara, así como en los reiterativos zooms que intensifican el poder de las imágenes, las cuales nos exigen la agudización de nuestra percepción para captar los detalles. Se apela a la hipersensibilidad que embriague todos los sentidos de tal forma que se vean excitados mediante la visión de la belleza.
     Decadencia. Los mundos que se acaban son un manantial inagotable para la creación artística. Muerte en Venecia puede verse como un canto  a la decadencia. Este asunto directa o lateralmente también lo trata Visconti en otras películas: El gatopardo, La caída de los dioses, Confidencias o El inocente, por citar algunas.

     Decadencia de la ciudad, donde los aspectos mostrados más bellos, no son tanto arquitectónicos, sino lumínicos: brumas, atardeceres, reflejos en el agua de los canales o del Lido y que, azotada por el cólera, nos muestra también los más ruinosos. 
     Decadencia de la burguesía de la época que apura los últimos placeres que aún quedan de su ‘Belle Epoque’, pero que camina inexorablemente hacia la inminente Primer Guerra Mundial.
     Decadencia intelectual y física. La agobiante nostalgia que muestra el final del vigor físico e intelectual y del éxito, frente a la juventud en la plenitud de su belleza (imagen arrogante contrapuesta) es magistralmente mostrada en el juego de imágenes donde vemos a Tadzio frente al mar configurando un paradigma ideal e irreal, frente al muy real Aschenbach, crecientemente limitado en todas sus capacidades. La interpretación de Bogarde en la escena de su muerte es absolutamente sobrecogedora.
     Es una película sin acción y casi carente de diálogos. En Muerte en Venecia la acción como tal es mínima, más bien podríamos hablar de "acción psicológica"; el verdadero argumento es lo que pasa dentro de la mente de Gustav von Aschenbach. La interpretación debe recaer necesariamente en los recursos de la comunicación no verbal, y en este film Bogarde ofrece una lección magistral de dichos recursos. Bogarde utiliza sus ojos, manos y labios, para mostrarnos con una infinita gama de matices sus sucesivos estados de ánimo, el apasionamiento de sus reflexiones.
     La visión de la película nos plantea  algún enigma por parte del director Visconti: ¿Por qué trata tan cruelmente a Aschenbach, lo ridiculiza, degrada y humilla en extremo? ¿Hay una crítica de Visconti escondida, pero intencionada, hacia la no asunción de la propia sexualidad?
Final