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TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE (Alan J. Pakula, 1976)














17 de junio de 1972, en el hotel Watergate, sede del cuartel general del Partido Demócrata, un grupo de cubanos ha sido sorprendido por haber intentado llevar a cabo un robo e instalar sistemas de escucha en dicho lugar.

Bob Woodward (Robert Redford), recibe la llamada del redactor jefe del Washington Post, donde trabaja como reportero, para que se interese por el incidente.
  


Al acudir a la vista previa que tiene lugar en la mañana siguiente, a Woodward le llama la atención la presencia de un importante abogado que se interesa por los demandados, cuando estos ya tienen asignados abogados de oficio. Además hay otras cosas llamativas, como los sofisticados equipos de los iban provistos y el hallazgo en su poder de una cuantiosa cantidad de dinero. El Washington Post asignará a Woodward como compañero otro redactor, el reportero Carl Bernstein (Dustin Hoffman).



Los periodistas fueron orientados en su investigación por un misterioso personaje al que bautizaron como«garganta profunda»  (33 años después de los hechos el ex directivo del FBI Mark Felt, confesó que él  fue «garganta profunda»). Después de múltiples peripecias judiciales la implicación de la administración de Nixon se fue haciendo cada vez más evidente. El 30 de abril de 1973, Nixon aceptó parcialmente la responsabilidad del gobierno y destituyó a varios funcionarios implicados.


Crecientes evidencias sobre la culpabilidad de Nixon y de altos funcionarios llevaron a que se iniciaran los procedimientos del «impeachement», juicio al presidente. En agosto de 1974 Nixon tuvo que entregar transcripciones de tres cintas magnetofónicas que claramente le implicaban en el encubrimiento del escándalo. Ante la evidencia de espionaje, se formó una comisión investigadora y casi todos los colaboradores de Nixon renunciaron a sus cargos, envueltos en una red de sospechas. A partir de entonces, y durante dos años, fueron surgiendo cada vez más elementos que comprometían la actuación de Nixon. Aunque al principio se defendió negando tener conocimiento del hecho, finalmente admitió las acusaciones. La evidencia hizo que Nixon perdiera sus últimos apoyos en el Congreso. El 24 de julio de 1974 la Corte Suprema acusó al presidente de obstruir las investigaciones judiciales, de abuso de poder y de ultraje al Congreso, y de haber utilizado a la CIA y el FBI con fines políticos. Nixon renunció el 8 de agosto a su cargo de presidente al verificar que había perdido la base política necesaria para gobernar. Su vicepresidente, Gerald Ford, accedió a la presidencia e inmediatamente otorgó un perdón incondicional a Nixon el 8 de septiembre de 1974.




Es una historia en la que vemos como el periodismo de investigación sufre de grandes dificultades para destapar la verdad por los problemas que tienen con las autoridades del estado. Vemos como el poder tiende a corromperse y por tanto a ocultar su corruptela. Pero un grupo mediático es consciente de la importancia de abrir el camino a la verdad y lucha con todas sus fuerzas contra la censura que se le pretende imponer y todo gracias a los dos periodistas que se dejan la piel en la investigación. Los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Carl Bernstein se apropiaron de la historia y la mantuvieron a pesar de las dudas, los desmentidos y el desaliento. Sus descubrimientos desencadenarán el llamado «caso Watergate», que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon..


Se trata de una película llena de intrigas y con mucha historia, la historia de dos intrépidos reporteros que se atrevieron a contar la historia de lo sucedido, no solo destapó un escándalo de espionaje que implicaba a la Casa Blanca y al propio presidente de los Estados Unidos, Nixon, sino que también, evidenció los desesperados intentos del presidente Nixon por entorpecer la investigación judicial.

Mientras trabajaban como reporteros en The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, entre 1973 y 1974, dieron con las claves del escándalo Watergate, tiraron de los hilos, investigaron el caso de escuchas telefónicas, allanamiento y robo de una sede del partido demócrata sita en el edificio Watergate, en Washington, hicieron un excelente seguimiento periodístico y sacaron a relucir uno de los asuntos más sucios de la política de EEUU. Concluyeron que el presidente Richard Nixon estuvo al corriente de la operación, lo que este, en un principio, negó categóricamente. A causa de sus acusaciones, sin embargo, varios altos cargos de la Administración dimitieron o fueron detenidos y el mismo presidente, antes de ser sometido a juicio por perjurio, presentó su dimisión, caso insólito en la historia del país.

Ambos periodistas ganaron el premio Pulitzer de periodismo de investigación gracias la brillante investigación que llevaron a cabo y que debido a su gran peligrosidad les podría haber costado la vida, debido a las constantes amenazas que sufrieron a lo largo de la investigación

El realizador, Alan J. Pakula, parece querer quedarse al margen y dejar que los hechos se desarrollen por sí mismos, así que imprime al film un cierto aire documental, algo que remarca en las imágenes del principio de la película, tomadas de los noticiarios de la época.

Quizás la gente que no conoce la historia que se cuenta no puede disfrutar de la película igual que los que, a veces por una mera cuestión de edad, la conocemos.


De todos modos, no se debe ver como una película de crítica política (que también lo es), sino como un relato de investigación periodística, de la constancia de dos hombres que, con el apoyo de su periódico, no siempre incondicional, como se ve muy bien en el film, sacaron a la luz, contra viento y marea, este turbio asunto.




Reseña  de Garganta profunda:



 Fue «número dos» del FBI hasta 1973, Mark Felt. Guardó su secreto de ser «Garganta Profunda», hasta 2002, año en que se lo contó a su hijo Mark. Le pidió que no se lo dijese a nadie y le explicó que el hecho de ser «Garganta Profunda» no era algo de lo que podía estar orgulloso.

La identidad de Garganta Profunda ha sido uno de los misterios periodísticos mejor guardados de todos los tiempos. Woodward y Bernstein, a pesar de las grandes presiones que sufrieron, insistían en que no la revelarían hasta que el propio Garganta Profunda falleciera. Sin embargo, una vez que el propio Felt reveló su identidad, a los 91 años, Woodward, Bernstein y el antiguo editor ejecutivo del Post, Ben Bradlee, confirmaron que Felt fue el contacto que reveló la información sobre el caso Watergate.