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MI VIDA SIN MI (Isabel Coixet, 2003)



"Y te das cuenta de que todos los escaparates brillantes, todas las modelos de los catálogos, todos los colores, las ofertas, las recetas, Martha Stewart, el Día de Acción de Gracias, las películas de Julia Roberts, las montañas de comida grasienta, intentan alejarnos de la muerte. Sin conseguirlo (…). Nadie piensa en la muerte en un supermercado."



















Ann tiene 23 años, dos hijas, un marido, una vida gris y... va  a morir de cáncer.



 Me encantó bailar contigo


Siempre pienso que el enorme éxito cosechado por IsabelCoixet desde que presentó su primera obra ha perjudicado la valoración de esta soberbia película. Nadie que la vea puede quedar indiferente. En el fondo, este film escarba en todo aquello que no queremos saber, en lo que no queremos pensar. La trama es ampliamente conocida por el público, lo que hace que esta cinta haya sido rechazada incluso antes de haberla visto.

Es un melodrama. Sin duda. Un género que aprovecha todos los resquicios humanos para llegar a ser mentalmente cruel. Un buen melodrama busca la lágrima lenta y profunda. Mi vida sin mi se aprovecha de estos efectos melodramáticos pero desde una perspectiva terriblemente cercana a nuestras vidas. No estamos hablando de los sufrimientos de una mujer en unos campos de concentración nazi, ni una mujer sojuzgada en África, etc. Historias, en fin, duras, pero lejanas. Estamos hablando de una mujer que sufre algo que sentimos/tenemos a la vuelta de la esquina.










Esta película es fácil de desprestigiar. Uno puede ponerse en una perspectiva de descrédito ante una situación que, en el fondo, tratamos de ver lejana. El cine de Coixet no tiene nada que ver con lo que habitualmente se realiza en España. Exige una dedicación emotiva que no suele gustar al grueso los aficionados al cine. Coixet no te da nada mascado.

Coixet ha conseguido, con los años, algo parecido a una mirada. Su cine poco tiene que ver con el que se hace en este país. La directora posee un modo de ver las cosas fruto de un progreso de maduración que en sólo cuatro películas ha conseguido materializarse, ya sin medias tintas de ningún tipo. En Mi vida sin mí Coixet consigue logros resueltos sin titubeos, de un golpe seco.

Sarah Polley encarna el personaje de  una adolescente que va a morir joven. Pero ¿acaso se deja de ser alguna vez joven si el destino es morir?

El reparto de secundarios formidable, cada uno aprovechado en su justa medida y sin abusar. Mérito de Coixet sin duda.

Particularmente me encantan las escenas donde los personajes hablan casi en susurros con un importante uso del silencio.

Sarah Polley  ofrece escenas para el recuerdo: su encuentro con su padre preso, las dos conversaciones con el médico (de lo mejor del film), la despedida con Mark Ruffalo o la grabación de los mensajes para las hijas. Todas y cada una de las escenas emocionan. De hecho, desde la escritura de las "cosas que hacer antes de morir", el espectador queda enganchado y afectado por una historia que es prácticamente imposible que te deje indiferente.


Esta eres tú (...todas esas cosas que dicen los libros que no has leído)